:.Diez maneras de cuidar la mente – 2. Mantener el cuerpo en movimiento para activar la mente
Posted by Raúl Vaimberg on 25 de noviembre de 2013 · Deja un comentario
DIEZ MANERAS DE CUIDAR LA MENTE
2. Mantener el cuerpo en movimiento para activar la mente.
En estos miniartículos pretendemos reflexionar acerca de una “cultura de la salud” que tiende a promover el desarrollo y las conductas saludables a lo largo de todas las edades de la vida.
La ciudad moderna es una máquina en cuyos intrincados espacios, cubiertos y descubiertos, personales o públicos, de su núcleo urbano y de sus suburbios, no se dan las mejores condiciones para que pueda promocionarse la cultura de la salud. Para Cristóbal pera estas condiciones son: a) la vida en una casa que sea un espacio saludable e íntimo; b) la actividad física aeróbica y regular; c) la alimentación reposada y sana en sus componentes; d) la fácil comunicación entre los espacios ciudadanos para estimular la vida comunitaria y combatir la soledad; e) el amplio uso de espacios de cultura y de ocio que fomenten el bienestar social y f) el goce de la naturaleza en espacios verdes que no sean meramente decorativos y testimoniales[1].
Entrando ya en el tema de hoy, desde hace relativamente poco tiempo que la ciencia estudia los efectos del ejercicio físico en la mente humana. En primera instancia, los efectos beneficiosos de realizar ejercicio van de la mano de una mayor y mejor irrigación vascular cerebral. Ello permite que las células de nuestro cerebro estén más nutridas y oxigenadas. Además de los efectos del ejercicio en la fisiología cerebral, creemos que la actividad física ejerce un gran efecto vinculado con funciones más complejas como el sueño, las emociones y la memoria. Actualmente nos encontramos en el proceso de comprensión de estas acciones, que no pueden explicarse únicamente sobre la mayor oferta de nutrientes al cerebro. Sabemos por ejemplo que, la disminución de las capacidades cognitivas relacionadas con el envejecimiento normal se pueden mejorar no sólo por el mantenimiento de una vida intelectual comprometida, sino también por el ejercicio físico, aunque todavía no conozcamos los mecanismos implicados. Además, sabemos que la práctica de ejercicio es una excelente protección contra las enfermedades neurodegenerativas y contribuye a disminuir el impacto de la neurodegeneración. El conocimiento sobre estos procesos es cada vez más profundo y las nuevas técnicas neurofisiológicas y de neuroimagen están proporcionando nuevos indicios sobre el funcionamiento, tanto normal como patológico, de los fenómenos emocionales[2].
Con bastante frecuencia algún paciente que sufre manifestaciones depresivas nos pregunta cómo se puede hacer para tratar la depresión sin tener que usar psicofármacos, por ejemplo antidepresivos, nuestra respuesta es clara, la realización de ejercicio físico tres veces por semana, entre ½ y 1 hora cada vez, produce un efecto antidepresivo natural que puede en casos leves o moderados evitar la utilización de antidepresivos. La psicoterapia también puede producir esos resultados, aunque en los momentos iniciales y agudos, dependiendo de la gravedad de los síntomas y de la tolerancia del paciente consultante y de su familia, requerirán una complementación con antidepresivos en dosis y durante un tiempo que enmarcamos dentro del criterio de “dosis efectiva mínima”.
Somos química y representación, la química influye sobre las capacidades de representación y las representaciones influyen sobre la química. La capacidad de representar (entendiendo por representación la capacidad de re-presentar, volver a presentar el mundo en nuestro espacio mental) nos brinda la posibilidad de entender, reflexionar sobre las representaciones y también combinarlas de maneras diferentes para intentar cambiar la realidad que nos envuelve o bien la relación que establecemos con ella. Sin duda la transformación de las representaciones produce cambios químicos en la medida en que necesitamos disponer a nuestro sistema nervioso para las nuevas acciones que pretendemos realizar. Por otro lado los cambios químicos (especialmente a través de los neurotransmisores cerebrales que modifican el funcionamiento del todo el sistema) también producirán cambios en nuestra capacidad de percepción, la velocidad de funcionamiento, la posibilidad de integración de diferentes núcleos del sistema nervioso, la capacidad de activación de la memoria o de determinadas emociones. Todos estos cambios sin duda producen efectos sobre nuestro patrimonio de representaciones.
Podemos influir sobre la química de diferentes maneras: La meditación, el ejercicio físico, la alimentación, la actividad constante, ordenada y gratificante, muchas de estas actividades son capaces de sustituir los efectos de las drogas o sustancias utilizadas de manera adictiva, como el alcohol, la marihuana, la cocaína, las anfetaminas.
Podemos influir sobre la capacidad de representación: la actitud creativa, la conexión con nuestro inconsciente a través de los sueños, el humor, la imaginación y la percepción activa y consciente de los fenómenos culturales.
Si imaginamos un continuo entre los estados de ánimo y de actividad de menor a mayor encontramos una banda que recorre diferentes gradientes que van desde la reflexión, quietud y cierto estado de ánimo más bien bajo hasta otros en los cuales la pauta es de actividad, movimiento y estado de ánimo alegre o hasta eufórico, estamos hablando de normalidad y de la interacción permanente que se produce entre los estados interiores y las situaciones exteriores que nos afectan. En la patología este continuo recorre los estados que van desde las depresiones hasta la manía pasando por las depresiones leves y la hipomanía.
En resumen podemos pensar que actividad, pensamiento y estado de ánimo suelen evolucionar conjuntamente y existen estados de equilibrio y desplazamientos hacia las bandas necesarios para acomodarnos a diferentes situaciones y circunstancias de nuestra experiencia interior como de las adaptaciones que nuestra realidad nos va requiriendo.
Las tendencias a una mayor movilidad o a una mayor actividad intelectual suelen estar marcadas por la experiencia de aprendizaje, sin embargo observamos que los niños tienen una tendencia natural hacia el movimiento y el juego, que suelen ser buenos indicadores de salud física y mental, esas tendencias implican flexibilidad, agilidad, alegría, capacidad de divertirse y capacidad de relajarse y dormir profundamente, tendencias que tienden a ir encarcarándose con los años. Mantener estas características o intentar recuperarlas al menos parcialmente es uno de los deseos tenemos a lo largo de la vida, suelen ser frases representativas de esta situación por ejemplo: ‘dormir como un bebe’ ‘jugar como un niño’ ‘reír y llorar como un niño’.
Es también cierto que con el paso de los años van desarrollándose y evolucionando los escenarios mentales con lo cual aumentan nuestras capacidades de imaginar las diferentes acciones a través de representaciones y de pensamientos, pero sin olvidar el decir de Freud de que: “Pensar es actuar probando”, podríamos también decir que actuar es representar pensando y sintiendo” (en este caso el significado de representar es el de la representación escénica).
El juego es una de las formas de aprendizaje más importante a lo largo de toda la vida y especialmente en la infancia (si quiere ampliar la información sobre el juego en la infancia clique aquí). “El juego es por sí mismo una terapia, conseguir que los chicos jueguen, es ya una psicoterapia de aplicación inmediata y universal” [3]. En el juego se combinan espectacularmente la capacidad de hacer, la capacidad de representación o simulación de la realidad y las emociones. Jugando aprendemos a relacionarnos, aprendemos roles masculinos y femeninos, roles familiares (papá, mamá…), roles fantásticos (brujas, héroes, magos, animales), roles profesionales, aprendemos habilidades físicas, conocimientos, lenguaje y comunicación social. La fantasía y la realidad se desarrollan, se combinan y se diferencian. Jugando aprendemos a emocionarnos, a regular nuestras emociones, nuestra agresividad, nuestra capacidad de amar y nuestra sexualidad.
Sobre los juegos de ordenador, hemos escrito mucho, en gran síntesis podemos decir que hay dos carencias que consideramos importantes en ellos, la ausencia del contacto físico y el cuerpo estático salvo las funciones relacionadas con la motricidad fina y la relación entre la mano y la vista. De cualquier manera existen juegos solitarios, juegos online, juegos con temáticas creativas o inteligentes, juegos con temáticas agresivas o que embotan la inteligencia. Nuestra concepción general en cuanto a las pantallas y la virtualidad es que son unos nuevos aportes que han venido para quedarse y que deben propender al desarrollo de la creatividad, la intimidad entre personas, la libertad del pensamiento, el desarrollo de sistemas políticos participativos y la facilitación de los encuentros presenciales.
La memoria es una de las funciones superiores del cerebro humano difícil de comprender completamente desde una perspectiva neurofisiológica; es bastante evidente que en la memoria interviene todo el cuerpo y no solo el cerebro, es lo que llamamos “memoria corporal”, un movimiento cualquiera que realicemos con nuestro cuerpo tiene una capacidad de evocación de pensamientos, emociones y recuerdos cuantiosa y múltiple, si hacéis el pequeño ejercicio de hacer cualquier movimiento con el cuerpo (por ejemplo cerrar un puño o hacer el gesto de dejar pasar), veréis como vienen a vuestra mente imágenes, sensaciones y recuerdos. El solo hecho de depositar nuestra atención en alguna parte de nuestro cuerpo puede producir un efecto similar.
La unidad entre el cuerpo y la mente es evidente, sola ha sido fragmentada con fines de estudio o por algunos curiosos efectos de la evolución cultural, dividir cuerpo y mente o cuerpo y alma probablemente han sido uno de los intentos fundamentales de la cultura para controlar la agresividad humana, aunque sus efectos han sido irregulares, generando movimientos contradictorios que han impulsado lo más sublime de nuestra especie y también nos ha colocado por debajo de algunos equilibrios naturales de otras especies consideradas ‘inferiores’.
Mantengamos cuerpo y mente en movimiento y activos, a través de compartir espacio con los otros y de intentar construir un mundo mejor para nuestros semejantes.
Gracias por escucharnos
[1] Pera, Cristóbal (2012). El cuerpo asediado. Madrid: editorial Triacastela.
[2] Feldman L, Mesquita B, Ochsner K, Gross J. (2007). “The experience of emotion”. Annu. Rev. Psycho., 58: 373-403.
[3] Winnicott, D.W. (1972). Realidad y juego. Buenos Aires: Gedisa.
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