:. El descanso de la gente mayor
Publicamos un anexo de “descansar lo suficiente”, escrito por un médico gerontólogo de 90 años de edad. El Dr. José Vaimberg, de Argentina, nos comentará sus experimentadas reflexiones sobre la problemática del descanso en las personas mayores.
Desde el punto de vista gerontológico, creo que el descanso proviene de la posibilidad que tenga la persona mayor de ser autónoma e independiente, cuanto mayor es la dependencia, mayor es el problema del DESCANSO. El geronte, “duerme menos y en forma fragmentada” y sus sueños muy frecuentemente están ligados a su “dependencia”, sea física, económica, afectiva, social o psicológica.
El anciano “lucha” permanentemente por su independencia y frecuentemente su descanso se ve turbado por este problema. En mi vida de gerontólogo muchas veces tuve que comprender esta situación de “falta de descanso” e investigar su problemática para buscar el camino más acorde a su necesidad.
Si bien la dependencia de las 3ª y 4ª edad son muy frecuentes y, rara vez tratadas, no por ello son menos problemáticas. Lo que voy a referirles son anécdotas, o sea hechos de la vida real que a lo largo de mi labor he presenciado y escuchado. Comencemos por el principio:
Dependencia afectiva. Es quizás una de las más dolorosas y frecuentes.
1º ejemplo: Una señora queda viuda. Tiene dos hijos casados, una mujer y un varón. Su soledad no es bien tolerada y los hijos resuelven protegerla, ¿cómo? Con convivencia. La nuera no la tolera de manera que irá a vivir con la hija, su yerno y sus dos nietas. Comodidad física hay, una habitación para huéspedes. Se acomoda lo mejor que puede y comienzan las primeras tribulaciones Extraemos algunos de los diálogos que la Señora comenta tener con sus familiares:
-Abuela no toques para nada el teléfono, pues nos vas a complicar la vida -dicen sus nietas adolescentes.
-Mamá no te metas en la cocina pues mi marido tiene preferencias especiales para comer -dice la hija.
-Abuela te llama al teléfono una señora Lucrecia que dice que es amiga tuya y quiere saludarte, por favor no hables mucho pues estoy esperando el llamado de un “amigo” mío.
-Hola Lucrecia, cómo estás, yo bien, acomodándome, pero escucha, no puedo usar mucho tiempo el teléfono, qué te parece si yo te llamo esta noche y hablamos tranquilas ¿te queda bien a las dos de la mañana?
Le cuesta descansar, le cuesta dormir, tiene ganas de llorar. Comenta que menos mal que el yerno la entiende y a veces “la saca a pasear”.
2º ejemplo:
¿Y si el que queda solo es el papá?.
La hija asume la responsabilidad afectiva. Las nietas comentan: “el abuelo lo complica todo y quiere arreglar cosas de la casa y embrolla todo”.
Dice que menos mal que la hija me manda a hacer las compras y algunas veces puede salir a tomar un café con alguno de mis viejos amigos. ¿Descansar? No puedo leer, pues no encuentra espacio. Comenta que no puede ver un programa de televisión que le agrade pues las niñas tienen los suyos. ¿Teléfono? Prohibido totalmente. ¿Ordenador? Ni para jugar un solitario.
¿Descanso? No hay horario, siempre es vida compleja día y noche (si hay novios peor). Pero eso sí, soy el mandadero ideal.
-¿Abu, me vas a comprar tal o cual cosa? Cuidado con lo que traes, sino tendrás que devolverlo.
-¿Abuelo, no me prestas un dinerillo que mi mesada no me alcanza?. Luego te lo reintegro.
-¿Papá, porqué no te duchas en el lavabo pequeño?, pues las niñas necesitan el grande para maquillarse.
-Suegro, ya que hoy no tiene ninguna obligación, ¿podría lavarme el coche?
Comenta que extraña mucho a su mujer fallecida. Siente que el afecto es en esos momentos una suerte de esclavitud de la cual depende.
Dependencia física
Un anciano sufre un ACV (accidente cerebro vascular). Vive con su esposa, anciana también y tiene hijos, todos casados, todos padres. Su hemiplejía lo ha limitado terriblemente para él, que era un ser autónomo y muy útil a la sociedad todavía. Ahora depende totalmente de su esposa y de una enfermera que se ocupa de su higiene personal y medicación. Para colmo padece de anosmia, agusia e hipoacusia, es decir es un ser dependiente. Trata de sobrellevar su mal con estoicismo pero lógicamente su mente no descansa ¿cómo descansar si depende tanto de tanta gente? Su médico, su enfermera, su esposa, sus hijos. No tiene paz interior, no duerme, piensa permanentemente que su vida ya no vale la pena vivirla. Me comenta: ¿Por qué no morir?
Por más que sus seres queridos tratan de consolarlo, que todo va a ser cada vez mejor, que ya se va a recuperar. El piensa que no, que ya no va a ser el mismo. Se ha transformado en un ser dependiente en mayor o menor grado, aunque su mente está intacta.
El sillón de ruedas para deambular, la cama ortopédica, el cuidado de no sufrir escaras de decúbito. Sus relaciones humanas, su trabajo. No descansa.
Dependencia económica
Se jubiló, o más bien, lo obligaron a jubilarse porque “tiene mucha edad”. Pero claro, antes con su trabajo efectivo y algún “trabajito extra” se las arreglaba para vivir decentemente. Hoy, su magra jubilación no le alcanza y sus fuerzas no dan para mucho trabajo extra, que no siempre logra. Su dinero no le alcanza para cubrir todas sus necesidades comunes y debe depender de alguna ayuda de sus hijos, a los que siempre ayudó económicamente. Tiene que “reducir gastos” en todo lo común: comidas, servicios, ropa, relaciones sociales.
Le sobra tiempo para descansar ¿descansar? Justamente es lo que no quiere, descansar. Quisiera cansarse, pero en un trabajo productivo, en un accionar social vital, pero su poder económico fue mutilado y debe “reducir gastos”.
Piensa mucho y descansa poco. Su onirismo es fantasmagórico, terrible, no duerme bien, tiene miedo de despertarse, tiene miedo de seguir viviendo así.
Vivía relativamente bien, ahora sobrevive mal. No descansa.
Reflexionemos sobre estos ejemplos, la gente mayor sufre diversos duelos, la muerte de seres queridos (la pareja, los amigos) perdidas de independencia, de recursos económicos, de salud física, de movilidad, de lugar social, ¿Cómo puede enfrentar la persona mayor esos múltiples duelos?: Por un lado intentando aceptar sus limitaciones, aunque a veces resulta muy difícil, doloroso o imposible. Por otro lado luchando por mantener algún grado de independencia a partir de defender todo lo que puede seguir haciendo por sí mismo, sintiéndose útil, manteniéndose activo, con lo que aún tiene, ¿Qué es lo que puede hacer con lo que conserva?. La comunicación familiar es otro de los temas de vital importancia que se observan en algunos de los ejemplos relatados. Todos vamos pasando por todas las etapas de la vida y ponernos en el lugar del otro sin perder de vista nuestras necesidades sigue siendo una de las tareas más difíciles y saludables.
Dr. José Vaimberg
Buenos Aires. Argentina
Buenísimo!
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Yo diría «El sentimiento trágico de la vejez». No creo que toda la gente mayor se sienta así.