¿Por qué pensamos que el desarrollo de la creatividad es una forma de cuidar la mente?

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El síntoma psicológico es una manera repetitiva de enfrentar los conflictos sin obtener resultados favorables. Una de las formas de entender el origen del sufrimiento mental es por un déficit de la espontaneidad necesaria para emprender creativamente el esfuerzo del vivir. Repetir es parte del proceso de aprendizaje pero la repetición requiere la posibilidad de que en cada repetición aparezca la capacidad de transformación de la experiencia vivida. Transformar significa deshacer lo conocido para poder unir de otra forma (la destructividad y la constructividad son distintas maneras de relacionarse con la experiencia vital que establecen un equilibrio en el psiquismo, en las relaciones humanas y en la sociedad, cuando este equilibrio se  pierde aparece la enfermedad y lo más terrible de lo humano).

 

En síntesis pensamos que en los problemas de salud mental existe un déficit de la energía espontánea (denominada por algunos autores: factor ‘E’) que facilita la aparición de comportamientos repetitivos, formas reiteradas y erróneas de enfrentar la solución de los conflictos, con mayor o menor conciencia del proceso. También pensamos que el desarrollo de la energía espontánea y de la creatividad es una de las actividades preventivas fundamentales en el campo de la salud mental.

 

Muchas veces ante dificultades de tipo psicológico hemos observado resoluciones espontáneas a partir de realizar una actividad creativa como la danza, la expresión corporal, el teatro, la música, la pintura, el deporte, la escritura, la investigación.

 

La psicoterapia psicoanalítica recupera las posibilidades de la espontaneidad a través de la estimulación de la llamada asociación libre por parte del paciente (el paciente tendido en el diván o sentado cómodamente en el sillón, permite que sus ideas broten espontáneamente, sin ninguna inhibición o corrección voluntaria y debe comunicarlas al analista) y de la atención flotante (por parte del terapeuta que escucha al paciente sin privilegiar ningún elemento del discurso de este último y dejando obrar su propia actividad inconsciente) (Freud, 1996)[1]. En el psicodrama la espontaneidad se desarrolla a través del proceso de la puesta en escena en el escenario terapéutico psicodramático (paciente y terapeuta activan un proceso de asociación de imágenes y de actos para producir escenas que permitan conocer e integrar partes de sí mismo).

 

Espontaneidad y creatividad. Algunos conceptos teóricos básicos.

La espontaneidad es un estado o disposición de la energía física y mental que tiende a relacionar, combinar y transformar el cuerpo, la mente y el entorno. Neurofisiológicamente está relacionada con el debate que existe en torno a los conceptos de estructura, función y neuroplasticidad, muy sintéticamente decimos que la función determina la estructura (antiguamente se decía: la función hace al órgano), o sea que el sistema nervioso está dotado de una plasticidad (espontaneidad) que hace que su funcionamiento sea capaz de modificar la estructura de las conexiones interneuronales (efectivamente según las características de las funciones que desarrolla predominantemente nuestro sistema nervioso, por ejemplo si escuchamos música, vemos fotografía, bailamos o hacemos deporte, la estructura de las conexiones entre nuestras neuronas será diferente).

 

A diferencia de la espontaneidad, la creatividad, incluso en la vida cotidiana, implica la realización de un acto creativo y la presencia de un público, (alguien a quien va dirigido) que lo contempla e interactúa con el (la espontaneidad sería la energía que alienta este proceso).

 

Revisaremos algunas ideas de tres autores que han trabajado de diferentes maneras el tema de la creatividad en la salud mental: Arieti, Freud y Moreno. Para Arieti[2] (1993) la creatividad humana se vale de lo que ya existe y encuentra, y lo modifica en forma impredecible. La espontaneidad y originalidad del hombre se manifiestan en un fluir de imágenes, sensaciones e ideas. Espontaneidad significa una cierta gama de posibilidades que están al alcance inmediato de la psique de una persona por causa de las intrínsecas cualidades y experiencias, pasadas y presentes de esa persona.

 

Para Freud el proceso primario es el modo en que funciona la psiquis, sobre todo en su parte inconsciente. Prevalece en los sueños y en algunas enfermedades mentales, especialmente en la psicosis. El proceso secundario es el modo de funcionamiento de la mente cuando está despierta y aplica la lógica común. Los mecanismos del proceso primario reaparecen en el proceso creador en combinaciones extrañas e intrincadas con mecanismos del proceso secundario.

 

Arieti ha propuesto la expresión “proceso terciario” para designar esta combinación especial de mecanismos del proceso primario y secundario. El proceso terciario con mecanismos y formas específicas, funde los dos mundos de mente y materia, y en muchos casos lo irracional con lo racional, el proceso terciario integra lo primitivo o arcaico con procesos lógicos normales en lo que parece ser una síntesis mágica, de donde brotará lo nuevo, lo inesperado y lo deseable.

 

“…Para el proceso primario, todo lo que reluce es oro. La labor del proceso secundario consiste en descubrir que no todo lo que reluce es oro. El proceso terciario hará, al menos, una de dos cosas: Ora creará una nueva clase de objetos relucientes, ora aplicando lo reluciente a otras sustancias, las embellecerá artísticamente, como puede hacerlo el oro…” (Arieti, 1939).

 

El creador del psicodrama, Jacobo Levy Moreno[3] asocia el teatro y las técnicas creativas con la la psicoterapia y dice:

 

“A menudo se cita mi definición operacional de la espontaneidad del siguiente modo: El protagonista se ve en la necesidad de responder con cierta adecuación a una nueva situación, o de una manera en cierta medida novedosa, a una situación conocida”… “Al nacer, el niño se traslada a un conjunto de relaciones totalmente extraño. No dispone de ningún modelo para dar forma a sus actos. Se enfrenta a una situación nueva, más que en cualquier otra ocasión de su vida posterior. A esta respuesta de un individuo ante una situación nueva – y a la nueva respuesta a una situación vieja – la hemos llamado espontaneidad. Para que el niño viva, esta respuesta debe ser positiva y resuelta. Debe ser rápida, siguiendo el estímulo del momento. Esta respuesta debe ser más o menos adecuada. Debe haber disponible en los momentos cruciales, al menos, cierto monto de este factor ‘E’ (espontaneidad)…”.

 

Moreno considera que este factor E es factible de ser medido a través de los denominados test de espontaneidad.

 

El proceso creador. Apuntes para el desarrollo de la creatividad.

Para poder acceder al desarrollo de la creatividad debemos intentar comprender el proceso que implica. El fisiólogo Helmholtz (1896) reconoció tres etapas en la obra creadora: 1. Una investigación inicial llevada hasta que fue imposible llegar más lejos. 2. Un período de descanso y recuperación. 3. El surgimiento de una solución súbita e inesperada, el ¡Eureka! de Arquímedes. Poincaré añadió una última etapa: Un período de esfuerzo consciente después de la iluminación, para validar la visión obtenida.

 

La creatividad de Newton consistió en ver, al caer de un árbol una manzanauna propiedad común en la manzana y en la luna, verlas como miembros de una nueva clase. Los cuerpos están relacionados entre ellos pero a partir de que están ubicados en un espacio absoluto que determina las características de las relaciones entre ellos, a partir de entonces la manzana, la luna y la tierra tendrán características comunes.

 

El químico ruso Dmitri Mendeleev anunció en 1869 su “Tabla periódica de los elementos”, había notado que algunos grupos de elementos tienen propiedades comunes. Su gran descubrimiento fue que estas propiedades comunes (o similitudes) recurrían periódicamente si se disponían los elementos en orden de creciente peso atómico. Flúor, cromo, bromo y yodo, si disponemos todos los elementos conocidos en relación con su peso atómico, veremos que caen en la misma columna y podemos esperar que tengan propiedades similares. Cuando no pudo colocar ningún elemento en lugares disponibles dejó un hueco, que ulteriores investigaciones demostraron que correspondía a algún elemento.

 

Los individuos creadores tienen una intensa imaginación visual, casi alucinan en las áreas en las que son creadores. Por ejemplo en una de sus fantasías Einstein se visualizó a sí mismo como un pasajero que iba sobre un rayo de luz sosteniendo un espejo ante él. Como la luz y el espejo iban viajando a la misma velocidad y en la misma dirección, y como el espejo iba un poco delante, la luz nunca podía alcanzar el espejo y reflejar alguna imagen. Así Einstein no podía verse en el espejo.

 

Von Bertalanffy subrayó la existencia de similitudes estructurales, isomorfas, en distintos campos. Los sistemas son grupos de partes interactuantes, que mantienen ciertas relaciones entre sí. Cada teoría generaliza ciertas similitudes, que son los rasgos recurrentes de los fenómenos.

 

En resumen enumeramos alguno de los estados y capacidades que promueven la creatividad:

1.         Capacidad de estar solo.

2.         Curiosidad.

3.         Imaginación.

4.         Pensamiento libre.

5.         Disposición a notar similitudes.

6.         Capacidad de observación.

7.         Disciplina y tenacidad.

8.         Un interlocutor imaginario capaz de valorar con entusiasmo y criticar con equidad.

 

Como respondemos a algunas preguntas de nuestros pacientes de psicoterapia.

·         ¿Es necesario sufrir para crear?

·         ¿El conocimiento de uno mismo puede disminuir las capacidades creativas?

·         ¿Ser creativo es una cualidad relacionada con la locura?

·         ¿Qué riesgos hay de enloquecer en el proceso creativo?

·         ¿El disminuir el control de nuestra imaginación, emociones y pensamientos puede generar situaciones de desequilibrio mental?

·         ¿Es posible desarrollar la creatividad?

 

En general pensamos que la relación entre la libertad, la creatividad y el esfuerzo para desarrollar aquello de lo cual podamos ilusionarnos generan un saludable equilibrio. Es cierto que ha habido grandes personajes creadores que enloquecieron, sin embargo el viaje hacia uno mismo y hacia los procesos más libres de nuestra alma, no necesariamente es un viaje sin retorno ni hacia la locura.

 

Los cambios creativos en la trayectoria vital, suelen provenir de situaciones de crisis, pérdidas o cambios significativos que nos empujan a perpetrar la situación de dolor o a inventar otra manera de resolver la ecuación vital, muchas veces nos hemos preguntado si es posible cambiar estando bien y no solo a partir de situaciones de malestar. Aquí es donde el desarrollo de la creatividad ocupa un lugar fundamental, es la actitud creativa la que nos empuja a probar, a cambiar en cuanto vemos que ya podemos resolver adecuadamente una determinada situación; recordemos la segunda parte de la definición de Moreno: “El protagonista se ve en la necesidad de responder de una manera en cierta medida novedosa, a una situación conocida”. Es cierto que muchas veces lo conocido es menester conservarlo y cuidarlo, pero también lo es que otras muchas veces podemos intentar mejorar o crecer.

 

El adentrarnos en estos procesos creativos suele requerir un guía interior o exterior; otra manera de expresarlo es que necesitamos de un público que imaginaria o realmente esté dispuesto a escuchar o participar de nuestras creaciones, y en caso de que sea necesario, que cuide a la distancia adecuada que se mantenga el equilibrio entre creatividad y destructividad. Al final, el billete de vuelta de la locura o del sufrimiento psíquico en general, consiste en no atravesar la frontera de un proceso que, aunque implica rebeldía, libertad y cierta destructividad, no debería separarse en ningún momento de la búsqueda de un sentido profundo de construcción de un mundo mejor para nosotros y para nuestros semejantes.

 

Raúl Vaimberg Grillo

Director de Grup

 

 

 


[1]Freud, S. (1996). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico en Obras Completas, Vol. XII, Buenos Aires: Amorrotu, 9ª. Edición, p. 111.

[2]Arieti S. (1993).  La creatividad. La síntesis mágica.  México: Fondo de Cultura Económica

[3] Moreno, J.L. (1974). Psicodrama. Buenos Aires: Ediciones Hormé

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